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Opinión

Roberto Marrero | Qué pena con Lionel

Roberto Marrero
Roberto Marrero

Estimado Lionel Messi, con mucha pena le escribo en nombre propio y de millones de venezolanos que lo admiramos.

Quiero que sepa que los venezolanos estamos muy apenados por el estado de la cancha en Maturín. Con mucha vergüenza, le pido disculpas: “Qué pena con usted y con sus compañeros”. Además, en un estadio que se llama “MONUMENTAL”, monumental fue la inundación dentro de la cancha.

Como sabe, Venezuela es un país petrolero, rico en recursos. Antes de exportar nuestra gente, exportábamos petróleo y enviábamos valijas con millones de dólares para financiar campañas en Argentina, Perú, Bolivia, etc. Seguro le suena el famoso caso de las valijas. Hoy, muy venidos a menos, somos un país que puede construir un estadio para 50 mil personas con una estructura que, en apariencia, cumple las normas FIFA, pero sin sistemas de desagüe ni bombas de achique. Quiero ser categórico: la cancha inundada no fue una táctica para hacer que ustedes jugaran mal, es parte de lo que vive un país hace más de 25 años. Esto se llama socialismo del siglo XXI.

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La gente que hizo el estadio, como toda dictadura, solo se fija en las apariencias, y gracias a Dios decidió que lloviera para que se llevara una impresión más real de lo que pasa en Venezuela.

Leo, ya en confianza, le cuento que la Vinotinto es un reflejo del país. Los jugadores son censurados y no pueden opinar; en el estadio, se prohíbe llevar pancartas, y el acceso está absolutamente controlado por el dictador Nicolás Maduro.

Hay muchas injusticias en Venezuela. Ayer, por ejemplo, habría sido lindo que hubiese podido intercambiar camisetas con Jhon Chancellor… y que Chancellor le diera una camiseta con un mensaje pidiendo la libertad de su papá. Disculpe, no le conté: Jhon no pudo jugar. Asumo que el régimen lo tiene vetado. La razón es que su papá, Carlos Chancellor, es un preso político por oponerse al fraude del régimen de Maduro. Es que el régimen de Maduro se roba TODO, no solo los recursos del sistema de drenaje; se roban hasta las elecciones, y el papá de Chancellor se opuso y hoy está preso en el Helicoide, la cárcel política más grande del mundo. Es más grande que la Bombonera; por cierto, en el Helicoide tampoco funcionan las bombas de agua, pero eso no le quita que sea la cárcel política más grande del mundo. En materia de represión y censura, Maduro es todo un campeón.

¿Se imagina al padre de un titular de la albiceleste preso por razones políticas? Ni los Kirchner se atrevieron a tanto. Hoy en Venezuela hay más de 2 mil presos políticos por pedir que se publiquen los resultados de la elección. Muchos de ellos son adolescentes, chicos de 14 o 16 años que están presos desde hace más de dos meses, sin que sus madres los puedan ver, violando sus derechos humanos en cárceles con presos comunes. Cabe destacar que, en muchos casos, los delincuentes comunes han sido más decentes que los carceleros del régimen con estos jóvenes.

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Leo, para terminar, sé que está muy ocupado. Quiero dejar claro que el mal estado de la cancha de ayer no fue táctica de Bocha Batista, que además es su paisano. El uso de la cancha para perjudicar al visitante es una táctica 100% boliviana; nosotros no hacemos eso.

Pero no deja de ser cierto que la cancha es un reflejo de cómo Maduro tiene al país. Son muy pocos los “enchufados” que siempre tienen agua, luz y comida en sus casas. Por eso, en la cancha, donde no debería haber agua, hay. En las tuberías de las casas, donde debería haber agua, no hay. En las cárceles, donde deberían estar los corruptos, están los inocentes. La ciudad más iluminada de Venezuela no es por luz eléctrica, sino por la irracional quema y desperdicio de gas. Esa ciudad queda al lado del estadio de Maturín, en Punta de Mata, y es el punto más iluminado de América del Sur; se ve desde el espacio, tan iluminada como Las Vegas o Nueva York. Si no me cree, descargue esta aplicación “living-earth” y lo verá usted mismo.

Huyendo de esta tragedia, estamos fuera de Venezuela un tercio de sus habitantes. Somos 10 millones de venezolanos regados por el mundo. Por eso, el 25% de los fanáticos que van a sus juegos con el Inter en Miami son venezolanos. Esto no es motivo de orgullo, aunque es un privilegio verlo jugar; pero que un tercio de un país emigre, es una tragedia.

Leo, se lo pongo en términos de selecciones de Conmebol para que le sea más familiar: los 10 millones de venezolanos que estamos en el exilio somos 3 veces la población de Uruguay, una vez y media la población de Paraguay, casi la población de toda Bolivia, que son 11 millones. Los venezolanos en el exilio somos un país fuera de un país.

En fin, Lionel, ya despidiéndome, le reitero nuestras disculpas. El estado de la cancha en Maturín es el menor de los problemas por los que pasa Venezuela. Por favor, hágale llegar a sus compañeros de la selección albiceleste nuestras más sinceras disculpas. Vamos a recuperar no solo la cancha, sino también el país.

PD: Nos vemos en el Mundial 2026, donde estará la Vinotinto por primera vez.

Dios te bendiga!