El presidente de Rusia, Vladimir Putin, declaró este viernes que la rendición de las fuerzas ucranianas en la región de Kursk es una condición clave para aceptar el alto el fuego propuesto por Estados Unidos.
Putin prometió que las tropas ucranianas que se rindan serán tratadas conforme a las leyes de la guerra.
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Las tropas ucranianas lanzaron en agosto de 2024 una ofensiva en Kursk, logrando controlar aproximadamente 1.200 kilómetros cuadrados y más de cien localidades. No obstante, en los últimos meses han perdido terreno, y según la inteligencia británica, apenas retienen una tercera parte de lo conquistado. Moscú, por su parte, asegura que la contraofensiva ha sido completamente derrotada.
Por su parte, el ejército ucraniano negó estar cercado en Kursk y calificó la versión rusa como «falsa y manipuladora». Según su comunicado, las unidades han realizado una retirada estratégica hacia posiciones defensivas más ventajosas y continúan resistiendo los ataques rusos.
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«A pesar del aumento de la presión del Ejército ruso-norcoreano, mantendremos la defensa en Kursk mientras sea apropiado y necesario», declaró el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Oleksandr Sirski.