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En Noruega, se desplazan montañas de nieve para esquiar

Se dice que los noruegos nacen con los esquíes puestos. Pero ahora la falta de nieve y el covid contrarían esta pasión, lo que impulsa a las autoridades a buscar soluciones, como montar pistas de esquí en parques del corazón mismo de Oslo.

Desde hace algunas semanas, un puñado de camiones volquete vierten en los espacios desesperadamente verdes aún centenares de metros cúbicos de este «oro blanco», producido por la alquimia de los cañones de nieve.

Los bloques de nieve, correctamente acondicionados, se convierten en terreno de juego para los amantes de los deportes de invierno –esquí de fondo, snowboard, trineo– de todas las edades.

«Desde hace tres meses en Oslo, hay medidas sanitarias (anti-covid) muy severas, pero aún se puede salir» explica el consejero municipal, Omar Samy Gamal, cerca de una futura pista de  snowboard en el parque de Torshovdalen.

«Como el invierno no nos ha traído mucha nieve, nosotros la proporcionamos a la gente, les traemos +marka+»» asegura.

¿»Marka»? Son esas colinas boscosas que dominan la ciudad y donde los habitantes convergen para oxigenarse, a pie o con esquíes, tras el trabajo o durante los fines de semana.

Con la caída de los primeros copos, ha habido una avalancha hacia esas colinas, con largas files de automovilistas y, lo que es peor en plena pandemia, trenes repletos.

«No queremos que la gente se aglutine. Queremos que permanezcan a distancia unos de otros, y la mejor manera de lograrlo es aprovechar los espacios públicos locales» alega el consejero municipal.

Cuatro parques de Oslo –incluido el del Palacio real– han sido o van a ser parcialmente cubiertos con nieve artificial para gran disfrute de los esquiadores.

«Es muy importante mantener a la gente activa, sin que todo el mundo se vea obligado a tomar el mismo tren para salir de la ciudad» afirma  Miriam Heen Skotland, psicóloga, que ha venido a esquiar durante su pausa laboral de media jornada al parque de Voldsløkka.

 

– Invierno más corto –

 

La enfermera Karen Margrethe Igland asegura, mientras se pone los esquíes de fondo: «Intento limitar los desplazamientos en transportes públicos. Pero si quiero ir al +marka+, debo tomar un tren. Por eso es mejor poder venir a pie para hacer esquí aquí» asegura.

Debido al cambio climático, los inviernos son cada vez más cortos en Noruega.

Según el Instituto meteorológico nacional, Oslo ha perdido en los últimos 30 años un total de 21 jornadas invernales, es decir días en los que la temperatura cae por debajo de 0°C. Y la ciudad podría perder otras 26 de aquí a 2050.

«Cuando era niña, no me costaba predecir el tiempo en invierno: a menudo hacía frío y a menudo había mucha nieve» recordaba una ministra, Guri Melby, a principios de enero durante la presentación de medidas en favor del clima.

«Pero para la Navidad de este año no estoy segura de comprarles a mis hijos  un trineo, porque ellos viven inviernos muchos más suaves, con menos jornadas de esquí y menos muñecos de nieve» aseguraba.

Noruega abrió incluso –y parece un sacrilegio– a principios de 2020 cerca de Oslo su primera pista de esquí en interior. Hoy está cerrada al gran público debido a las restricciones sanitarias…

Pero en esta carrera contrarreloj contra el termómetro ¿es razonable desplazar toneladas de nieve en camiones? La municipalidad responde que estos camiones se mueven gracias al biodiésel con aceites vegetales hidrotratados.

«Utilizar estos camiones neutros en carbono para traer nieve a la gente en lugar de que tomen sus automóviles  para ir al +marka+, es una ecuación benéfica para el clima», afirma el chofer Tom Kjetil Tangen.

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