Más de de veinte investigadores, liderado por Jane S. Graves, del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), acaba de publicar en Nature un estudio que deja totalmente abierta la posibilidad de que haya vida en Venus, específicamente en una de las capas de su densa atmósfera.
El estudio indica que encontraron trazas de fosfina, un gas incoloro y muy inflamable que tiene un característico olor a ajo y que normalmente se genera durante la descomposición de materia orgánica. Su detección directa en la atmósfera venusina sugiere que el planeta vecino alberga procesos fotoquímicos o geoquímicos que eran desconocidos hasta ahora.
En la Tierra, la fosfina es, principalmente, un indicador de actividad biológica, por lo que los investigadores dejan claro en su artículo que las líneas espectrales de este elemento halladas en Venus «no tienen otra identificación plausible».
«La presencia de PH3 – escriben Graves y su equipo- no se explica después de un estudio exhaustivo de la química en estado estacionario y las vías fotoquímicas, sin rutas de producción abiótica actualmente conocidas en la atmósfera, las nubes, la superficie y la subsuperficie de Venus, o por descargas de rayos, volcanes o meteoritos. El PH3 podría originarse a partir de una fotoquímica o geoquímica desconocida o, por analogía con la producción biológica de PH3 en la Tierra, de la presencia de vida».