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Los residentes de Mikolaiv albergan esperanza después de que amainara ofensiva rusa

Sofia, de 13 años, está en cama en el sótano de un hospital de la localidad ucraniana de Mikolaiv, que sigue bajo ataque de los rusos, pero la adolescente que todavía tiene esquirlas en el cráneo, conserva su sonrisa y sigue soñando con tocar guitarra y ser pintora.

Después de semanas de terror durante las cuales el ejército ruso intentó, sin éxito, arrasar la ciudad, en los últimos días la amenaza parece haber amainado

Esta localidad es uno de los puntos estratégicos en el conflicto, ya que Mikolaiv es un punto clave en el camino a Odesa, que es el mayor puerto de Ucrania.

Sin embargo, desde que las fuerzas ucranianas lanzaron una contraofensiva cerca de Jersón, a unos 80 kilómetros al sureste, la línea del frente se ha movido.

Jersón es la única localidad importante tomada por las tropas rusas, por lo que su destino es capital.

En Mikolaiv, miles de residentes, mucho de ellos niños, abandonan la ciudad en autobuses amarillos hacia escapar hacia el oeste, pero otras personas se quedan y comienzan albergar la esperanza de volver a una vida que se asemeje a la normalidad.

«El tiempo está maravilloso», dijo el gobernador regional, Vitali Kim, en un video en las redes sociales, que desde el inicio de la guerra utiliza con asiduidad. «Y sin bombardeos lo sería más aún», señaló.

Durante el fin de semana, las sirenas que advierten de los bombardeos ya no perturban a los caminantes y cada vez hay más gente en las calles. Algunos de ellos ni siquiera se apresuran a correr cuando escuchan su ulular.

Fue uno de estos bombardeos, el 5 de marzo en una localidad cercana a Mikolaiv que dejó a Sofia herida y recluida en el sótano de un hospital pediátrico, un lugar que sueña con dejar pronto.

«Recibió metralla en la cabeza, alguna de la cual no ha podido ser retirada», contó su madre, Ludmila, junto a su hija que sostiene un oso de peluche.

«Ahora puedo mover mis brazos y piernas un poco, todavía no puedo levantarme sin la ayuda de mi madre y espero poder salir pronto», contó la adolescente que tiene vendadas las manos y la cabeza.

– «La situación se ha estabilizado» –

«Ya se ha sometido a varias operaciones, pero sigue teniendo trozos. Su vida ya no está en peligro, pero esto podría perjudicar su salud, por lo que estamos preparados para operarla de nuevo», señaló Irina Tkachenko, la jefa médica del hospital.

La madre de la niña afirma que se reprime para no colapsar, pero que la valentía de su hija la reafirma.

Sofia dice que quiere hacer una guitarra y aprender a tocar, ya que su hermano pequeño rompió la suya. Su madre le promete que le comprará otra.

«Sueño con ser artista, yo estudié pintura un semestre», contó Sofia, agregando que quiere ser «una pintora famosa y vivir de su arte».

Al otro lado de una sábana que separa a los pacientes, está Micha, de cinco años, que perdió a su madre en un bombardeo. Ahora sus abuelos la ayudan a vestirse.

«Convertimos nuestro sótano en un refugio, dividido en secciones para la neurocirugía, la cirugía, la traumatología y la neonatología», contó.

El director médico Alexander Plitkin señaló que en el peor momento de la guerra tuvieron a 12 niños ingresados con heridas de diversa gravedad y a dos que no pudieron salvar.

«Ahora la situación se ha estabilizado un poco», agregó.

Otra señal de que hay un respiro, es que el gobernador relajó las restricciones para la venta de alcohol permitiendo el expendio los fines de semana, pero advirtió que podrían volver las restricciones si hay excesos.

AFP.