El Departamento de Estado de Estados Unidos decidió retirar al embajador encargado en Colombia, Francisco Palmieri, el pasado viernes 24 de enero, en un movimiento sorpresivo bajo la administración de Donald Trump. Palmieri, quien lideraba la misión diplomática de forma interina y cuya designación aún no había sido ratificada por el Congreso estadounidense, recibió la notificación oficial ese día.
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El presidente Gustavo Petro se despidió del diplomático destacando su capacidad para comprender a Colombia debido a sus raíces familiares y los avances en áreas clave como el cambio climático y la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, también aprovechó la ocasión para emitir duras críticas a las políticas de Washington, especialmente la prohibición de drogas y su impacto en América Latina.
Petro afirmó que la política antidrogas estadounidense, instaurada desde la administración de Richard Nixon, ha dejado «un millón de latinoamericanos asesinados», la mayoría de ellos colombianos, y calificó la estrategia como un catalizador de décadas de violencia.
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El mandatario colombiano hizo un llamado a transformar las relaciones entre América Latina y Estados Unidos, instando a abordar las causas estructurales de la pobreza y la migración. Propuso eliminar los sobrecostos de la deuda en la región como una medida para estimular el crecimiento económico y garantizar la paz.
“Quiten los spreads a la deuda latinoamericana y verán cómo Latinoamérica crece y deja de expulsar su población. Quiten la prohibición y verán cómo, en pocos días, Latinoamérica y varias ciudades de EEUU volverán a la paz”, expresó Petro.