Tras el comienzo de la invasión rusa a Ucrania, el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, siente un momentáneo «alivio» porque el precio del petróleo se mantiene en altos niveles, es así que la producción creció a 800 mil barriles diarios y piensa que este será el mejor año del sector en mucho tiempo. Lo debe, también en parte, a otro de sus aliados: Irán, el país experto en tráfico de crudo con barcos fantasma.
La unión carnal propuesta por ambos regímenes no está motivada por el amor, sino en el dinero. En Irán creen que los funcionarios chavistas están cometiendo “demasiados errores” y “muy torpes” en el manejo de la propia crisis petrolera. La de Venezuela, enfocada en Pdvsa, tiene un aversión recíproca, los trabajadores de la empresa nativa se mantienen alejados de la política saben que cuentan con la experiencia suficiente para explotar los recursos de su tierra como lo hacen desde hace décadas.
Sin embargo, lo que consigue Teherán del Palacio de Miraflores no es gratis, no cobra en dólares, mucho menos en bolívares. Tampoco en Petro, la criptomoneda de Maduro. Prefiere cargar sus buques tanque con cientos de miles de barriles para después revender en mercados negros a un precio mucho más conveniente.
La tarea intercontinental es gerenciada por tres áreas claves del régimen teocrático: el Ministerio de Petróleo, el de Defensa y Logística y, fundamentalmente, la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. Cada una de estas dependencias envían a sus referentes que gozan de algún privilegio extra durante sus visitas. Pequeñas licencias caribeñas.
Personajes iraníes
Javad Owji, ministro de Petróleo iraní, figra Akbar Purebrahimi
Su jefe está en la mira del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (EEUU) desde el 2020. Es un ingeniero experto en barrer con los recursos naturales y en eludir amonestaciones financieras. También goza del beneficio de ser conocido desde hace años por el Ayatollah Alí Khamenei. Envado de Khamenei para “salvar” a Maduro.
Hojjatollah Ghoreishi, viceministro de Defensa y Logística de las Fuerzas Armadas
Reconocido en Venezuela como «Midas», por la supuesta capacidad en convertir todo en oro, por conseguirlo en el territorio venezolano, es un eslabón clave de las Fuerza Quds, la elite de la Guardia Revolucionaria que operan en el extranjero. Es quien les provee las divisas necesarias para que sus misiones en Siria, Yemen e Irak puedan solventarse.
Azim Monzavi, comandante de una unidad específica -y secreta- de la Guardia Revolucionaria Islámica
Dedicado a traficar el petróleo en diversos mercados negros para las Fuerzas Quds. Su nombre es casi desconocido para los venezolanos y pocos en el círculo de Maduro lo conocen. Este poderoso miembro del ejército del Ayatollah es el responsable de vender el crudo que su institución consigue de PDVSA y así poder poner en funcionamiento la maquinaria petrolera venezolana adormecida.
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