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Nueva primera ministra británica, cara a cara con la oposición por el coste de la vida

La nueva primera ministra británica, Liz Truss, afronta este miércoles, por primera vez tras su nombramiento, un cara a cara con el líder de la oposición laborista, en un contexto de grave crisis inflacionista y energética en el Reino Unido.

Designada el lunes como nueva líder del Partido Conservador para reemplazar al dimisionario Boris Johnson, y nombrada jefa de gobierno el martes por la reina Isabel II, Truss, hasta ahora ministra de Relaciones Exteriores, nombró ese mismo día un gobierno formado por figuras ultraliberales.

Su nuevo ministro de Finanazas, Kwasi Kwarteng, ya está ultimando un plan de acción contra el encarecimiento de la energía, agravada por la invasión rusa de Ucrania, que Truss presentará probablemente el jueves.

«Voy a ocuparme de la crisis energética causada por la guerra de Putin», dijo el martes en su primer discurso en referencia el presidente ruso Vladimir Putin, contra quien ya mostró firmes posiciones como jefa de la diplomacia británica.

«Tomaré medidas esta semana para hacer frente a las facturas de energía, para asegurar nuestro futuro suministro energético», agregó.

Los hogares británicos sufrieron en abril un alza de casi 55% del tope tarifario de la energía, marcado por el gobierno a las empresas proveedoras.

Y en octubre este volverá a subir un 80%, dejando a muchos ante la imposibilidad de pagar sus facturas de gas y electricidad.

Numerosas empresas e instituciones, incluidos hospitales y escuelas, advirtieron que tendrán que hacer dramáticos recortes o incluso cerrar ante la disparada de los costes, que amenaza con un otoño de protestas y huelgas.

 

– Inflación descontrolada –

 

Durante sus seis semanas de campaña frente a los 172.000 afiliados al Partido Conservador, los únicos que en un país de 67 millones de habitantes tuvieron voz y voto en la sucesión de Johnson, Truss defendió políticas ultraliberales, abogó por bajar masivamente los impuestos y rechazó ofrecer ayudas públicas.

Pero ante una crisis que no deja de agravarse, ahora se rumorea que su gobierno prevé congelar los precios de la energía.

El tema estuvo sin duda sobre la mesa de su primer consejo de ministros, celebrado el miércoles por la mañana.

Sin embargo, la oposición ya acusó a los conservadores de querer financiar el plan con el dinero de los contribuyentes en lugar de gravar a las compañías energéticas.

«Hacer que los trabajadores paguen por ello cuando las compañías de gas y petróleo han obtenido beneficios extraordinarios sería completamente injusto», denunció la número dos del Partido Laborista, Angela Rayner, el martes en el programa televisivo Good Morning Britain.

«Muchos británicos pueden ver que es una cuestión de justicia. La gente lo está pasando muy mal. Estas empresas han obtenido beneficios que nunca esperaron obtener y, por tanto, esa redistribución es realmente importante como parte del paquete», agregó.

Tras la victoria de Truss el lunes, el líder laborista Keir Starmer ya la había acusado de «no estar del lado de la gente trabajadora», asfixiada por una inflación de más del 10%, que se prevé alcanzará 14% a finales de año y 18% en 2023.

El primera cara a cara entre ambos en la sesión semanal de preguntas a la primera ministra será también una oportunidad para que Truss muestre sus dotes de oratoria, a menudo cuestionadas.

Y para que ponga a prueba el nivel de apoyo de sus diputados, muchos de los cuales habrían preferido que fuera su oponente en la carrera por el liderazgo conservador, el exministro de Finanzas Rishi Sunak, quien se convirtiera en primer ministro.

AFP