Avon Products (API) se declaró en bancarrota y se acogió al Capítulo 11 de la ley de quiebras en Estados Unidos, una medida legal que permite a las compañías reestructurar sus deudas mientras continúan con sus operaciones.
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Este paso es significativo, ya que busca resolver las complicaciones derivadas de su deuda y las disputas legales, particularmente las relacionadas con el uso de talco en sus productos.
A pesar de estos desafíos en suelo estadounidense, las operaciones internacionales de Avon no están incluidas en este proceso de bancarrota, lo que sugiere una estrategia de manejo de crisis focalizada geográficamente.
Por otro lado, Natura & Co, el conglomerado brasileño que se hizo con Avon en 2020, ha mostrado un voto de confianza hacia la marca, comprometiéndose a inyectar 43 millones de dólares para apoyar a API durante su reestructuración.
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Este financiamiento como deudor en posesión (DIP) es vital, ya que proporciona la liquidez necesaria para mantener las operaciones durante el proceso judicial. Además, Natura & Co ha propuesto un plan para adquirir las participaciones de Avon en mercados fuera de Estados Unidos, ofreciendo 125 millones de dólares en crédito, sujeto a una subasta aprobada por el tribunal.
Este movimiento estratégico podría permitir a Avon mantener su presencia global y fortalecer su posición en el mercado internacional, a pesar de los desafíos actuales.