Wayne Jones se enteró de que su madre, Celestine Chaney, era una de las 10 víctimas mortales de la matanza racista de Búfalo del sábado pasado en un popular supermercado de barrio, cuando le llegó por correo electrónico una foto de ella, tirada en el suelo, con el cañón de un arma de asalto apuntándole a la cabeza. Alguien había capturado la imagen de la retransmisión del tiroteo que el asesino, Payton Gendron, hizo en la plataforma Twitch, herramienta de Amazon para compartir clips en directo, especialmente popular entre los amantes de los videojuegos.
Jones siempre acompañaba a su madre a la compra al Tops Friendly Market de la avenida Jefferson, según ha recordado con lágrimas en los ojos, en una entrevista con en Búfalo. Ese día, debido a una lesión en la pierna, falló a su cita. A su lado, la tía Dee también lloraba al recordar que ella se enteró de la muerte de su cuñada de esa terrible manera. “Me llegó un vídeo que abrí sin pensar. Ahora no puedo dormir por las noches. Creo que Twitch y Facebook también son responsables de nuestro dolor”, dijo.
Wayne Jones Jr., nieto de Celestine, fue más allá: “Han pasado 72 horas y el vídeo aún sigue circulando, es indignante. Aparece aquí y allá, en el muro de alguien, o en un mensaje cualquiera. Así se perpetúa el odio que hay tras el asesinato de mi abuela. Si no fuéramos negros seguramente esto no pasaría”.
Twitch actuó el sábado con rapidez; aparentemente, bastaron dos minutos para que eliminaran el contenido, según un portavoz de la compañía, que se enfrenta a una crisis de reputación difícil de atajar por la misma naturaleza de su negocio: ¿cómo controlar el aluvión de los millones de vídeos que cada día salen al aire sin supervisión previa? A posteriori, la cosa tampoco es fácil: para cuando el de Gendron fue borrado, ya circulaba libremente por otros canales, como las redes sociales Reddit o Facebook.
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