El primer ministro británico Boris Johnson reconoció este miércoles que estuvo en una fiesta en los jardines de Downing Street durante el confinamiento y ofreció disculpas, aunque eludió los llamados de la oposición a dimitir.
En medio de una inmensa expectación, el controvertido líder conservador se defendió en el Parlamento explicando que «los jardines son una extensión de la oficina, que ha estado en constante uso debido al papel del aire fresco para frenar el virus».
«Y cuando fui a las seis de la tarde del 20 de mayo de 2020 para encontrar a grupos de empleados antes de regresar a mi oficina 25 minutos después, para seguir trabajando, creía implícitamente que se trataba de un evento laboral», aseguró.
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Sin embargo, y frente al escándalo provocado por esta última revelación en una larga serie de presuntas infracciones, reconoció que «debería haber mandado a todo el mundo de vuelta al interior».
Y aunque insistió en que «técnicamente podría decirse que estaba dentro de las normas», pidió «sinceras disculpas» a los británicos, que en aquel momento tenían «totalmente prohibido reunirse con sus seres queridos».
Unas disculpas totalmente insuficientes para el líder la oposición, el laborista Keir Starmer, que le acusó de «mentir como un bellaco» y le llamó a renunciar como hicieron en el pasado sus colaboradores que infringieron las reglas contra el coronavirus.
«La única pregunta es si lo expulsará la opinión pública, lo expulsará su partido o si hará lo más decente y dimitirá», agregó.
Se sumaron al llamado las otras dos grandes formaciones de oposición, el Partido Liberal Demócrata y el Partido Nacional Escocés, que le acusó de «traicionar la confianza de la nación».
Acumulación de escándalos
Johnson «toma ahora a los británico por idiotas pretendiendo que ‘no sabía que era una fiesta'», reaccionó Hannah Brady, portavoz de una asociación de familiares de muertos por el covid-19.
Tras revelaciones en diciembre de varias de estas fiestas, Johnson aseguró haber recibido garantías de que «siempre se respetaron las reglas».
Encargó una investigación interna a la alta funcionaria Sue Gray y prometió que habría «consecuencias» si se cometieron infracciones.
El coronavirus se cobró desde entonces más de 150.000 vidas en el Reino Unido, uno de los países de Europa más castigados por la pandemia, de cuya mala gestión se ha acusado con regularidad al gobierno de Johnson hasta que una exitosa campaña de vacunación logró cambiar las tornas.
AFP