Un nuevo apagón masivo ha golpeado a Venezuela esta madrugada, dejando sin electricidad y conexión a internet a al menos 20 de los 24 estados del país. El ministro de Comunicación del régimen de Nicolás Maduro, Freddy Ñáñez, ha atribuido el problema a un “sabotaje” y ha anunciado que se está trabajando intensamente para restablecer el servicio.
“A las 4:50 de la madrugada de hoy viernes 30 de agosto hemos sido víctimas, una vez más, de un sabotaje eléctrico que ha afectado varios estados del país, incluyendo la Gran Caracas”, aseguró Ñáñez en una entrevista con el canal estatal VTV. El ministro también hizo un llamado a la calma y prometió que el equipo del gabinete eléctrico está desplegado para solucionar la crisis lo más rápido posible.
Este apagón llega en un momento crítico para Venezuela, luego de cinco años del devastador mega apagón de 2019, que dejó a millones de venezolanos sin electricidad durante casi una semana en 20 de los 23 estados del país. Aquel evento también provocó serias interrupciones en los sistemas de telecomunicaciones y suministro de agua potable. La recurrencia de estos apagones plantea serias preguntas sobre la capacidad del gobierno para gestionar y mantener la infraestructura eléctrica del país.
La situación actual refleja una crisis prolongada en el sector eléctrico venezolano, exacerbada por un plan de racionamiento que se ha visto superado por la realidad. Las fallas en el servicio, que varían desde minutos hasta varias horas, se han convertido en una constante en la vida diaria de los venezolanos. Además, la reciente ola de explosiones e incendios en plantas y transformadores ha agravado aún más la situación.
La historia reciente del sector eléctrico venezolano también está marcada por el intento del fallecido de Hugo Chávez de abordar la crisis. En 2010, Chávez decretó una emergencia eléctrica con el objetivo de solventar las fallas mediante financiamiento y acuerdos con empresas privadas, sin necesidad de licitación. Sin embargo, el fracaso de este plan se evidenció de manera contundente durante el apagón de 2019, el cual demostró la falta de efectividad y la persistencia de las debilidades en la infraestructura eléctrica del país.
El contexto actual también se ve ensombrecido por un entorno de creciente represión política, tras las acusaciones de fraude electoral en los recientes comicios. El régimen de Maduro ha intensificado las persecuciones políticas, y el señalamiento de un “sabotaje” en el apagón podría ser utilizado para justificar una mayor represión y control social.
A medida que Venezuela enfrenta esta nueva crisis eléctrica, la población se encuentra en una situación de incertidumbre y desesperación, mientras se espera que las autoridades logren restablecer el servicio y brinden soluciones a largo plazo para evitar la repetición de tales crisis en el futuro.